22 ene 2015

Un equivalente a ella

De nuevo dijo adiós, como si ya no hubiese venido antes a tocar la puerta, a hacer que se le abrieran sus pestañas.

La piel no le extraña,  los besos ni le reprochan.

Pálida y de ojos tristes. Camina despacio, habla en menos proporciones. Un equivalente de ella ahora es nada.

Espera llenarse las manos de golondrinas para sentirse libre. A cientos de kilómetros sobre ella, las ve volando.

Un cielo perverso la mira. Llueve tanto, huele a naufragio...Todos tenemos un puñito de tristeza esperando.

Un hueco en el alma intacto o en decadencia. Un equivalente a ella ahora es nada.

2 nov 2014

Por cada siete mil perdón

Era inevitable no rayar esta historia.

Hay una línea muy delgada entre lo que queremos, lo que somos y lo que decidimos ser. Y esa apuesta es eterna.

En esta nueva versión afuera también llovió como de costumbre, a torrenciales que inundaron el corazón.

Pero por dentro a ella la dejamos con los ojos tristes, seca. De fondo solo el eco de unos siete mil "perdón". 

Resultó cara la apuesta.

Hace unos años era más fácil abrir las manos y encontrarse con otras que quisieran encajar y no soltarse.

Sin embargo,  el amor es solo para los valientes. Para los que actúan a conciencia,  sin tener que remendarse con perdones para luego dárselos a quién no tiene la culpa.

Una no debería cargar con la culpa de otro. El perdón por eso esta de más, porque viene a ser una culpa compartida.

Por cada siete mil perdón de esa noche quedé perpleja, muy seguido de ese episodio posiblemente aún más el corazón.

23 ago 2014

Solo un diluvio

Pero en esta vida nada se apaga. Aún después de muerto uno sigue medio vivo y en guerra cada domingo por la tarde.

El duelo fue lento pero grato. Me miro en otros ojos y me pierdo en otras manos.

De pronto vienes con un balde de lluvia en las manos. Me arañas la espalda pero no me devuelves nada. No hay nada, solo un diluvio.

Y ahora que sigue después de este triste episodio. Después de los ojos inundados y las manos mías vacías. Qué viene, qué sigue.

Con todo lo que se quebró hice un mural, pinté de nuevos las paredes, cambié sábanas. Pero, aún así vuelves de impertinente, sin embargo no recoges el desorden.

Dejas la lluvia. No hay nada, solo un diluvio. Me arañas la espalda pero no me devuelves nada.

16 ago 2014

Pero el amor ya te había matado muchas veces antes

Todo lo que habíamos conseguido fue tan efímero como el tiempo de vida en un arco iris.

A diferencia del destello de color en esa escena, los tintes grises en este cielo eran parte del desencuentro.

Eramos un desastre, yo valiente pero a vos el amor ya te había matado muchas veces antes.

No era el final, sino un puñado de comienzos, y ¿qué querías?.

Me levanté y me sacudí el polvo que dejó la indiferencia que pactaste a nombre de Dios.

Le puse empeño para llorar menos, o sonreír más... la idea era seguir sacudiendo el polvo.

Yo valiente pero a vos el amor ya te había matado muchas veces antes, y ¿qué querías?. Los cobardes mueren así.

Había que tumbar la ciudad, romper el esquema, el amor no podía terminar de nuevo como arco iris. Tenía que darle un fin digno, menos protagonismo de su parte y más sonrisa de este lado. Menos polvo.

8 jul 2014

Para mi amor

Para mi amor:

Nunca antes me había latido el corazón tan rápido como aquel día.
300 días y quién sabe cuantas noches. Todas ya me las guardé en el bolsillo por si regresas.
Los días siguen contando o restando, como queramos verle y llamarle.
En casa todo está callado sin nadie que desvalide tanto silencio impertinente.
Las manos mías la extrañan y la reclaman. Por si fuera poco el corazón también.
Yo en el bolsillo llevo los 300 días que ahora reciclo.
Nunca antes me había latido el corazón tan rápido como aquel día en que marchaste sin preaviso.
Sólo me queda una pregunta:

¿A donde guardaste vos nuestros días?

29 abr 2014

Entre la garganta y el corazón

Si es que existe alguna relación entre eso que hablamos y aquello que sentimos, sus ojos se me quedaron ahí, entre la garganta y el corazón.

No hay vaso de agua lleno que la obligue a irse, se siente cómoda y todos los días de su vida me recuerda ella el don que tenía para inflarme el alma.

Lo cierto es que ella no está. Lo sabe y lo sé.  Ella vive como si yo no estuviera y yo vivo sin querer sentirla más entre la garganta y el corazón.

Pero los buenos amores, aún cuando se van, siempre le duran a uno guardados más de lo que se espera o lo que se quisiera.

Si es que existe alguna relación entre eso que hablamos y aquello que sentimos, sus ojos se me quedaron ahí, entre la garganta y el corazón.

Desde ese episodio todo está bien, pero nada tan bien como cuando me miraba en esos ojos.

11 dic 2013

Eso que llaman hogar

"Sólo espero que tu como yo, todavía te falte el aire cuando yo te mire" Santiago Cruz.

Hay casos de casos y cosas de cosas, -nunca use la palabra cosa, no tiene significado-, decía uno de mis profesores. Así fue como empecé a verle y apreciarle el significado a todo lo que hacía y pronunciaba.

Si no existe un hogar más allá del mismo donde nacimos, entonces no me lo esperaba. Eso que llaman hogar tiene sus amplios significados.

Están conmigo, se sientan conmigo, comen, ríen, lloramos de la risa, y seguimos riendo, pero les aseguro que nunca antes en mi vida me he reído tanto tantísimo y a diario, es casi una rutina la risa, una rutina riquísima, linda, -un paréntesis en mi vida profesional-, dicen ellos.

Son cinco, ninguno se parece, todos distintos, desde vegetarianos a carnívoros, malabaristas, despistados, feministas y papás. Todos excepcionales y profundos en sus convicciones.

Mientras yo, un soñador que quiere arañar el cielo con la punta de los dedos. 

-nunca use la palabra cosa, no tiene significado-, entonces se me ocurre sólo una palabra, amistad y eso que llaman hogar.

Gracias Iva, Alo, Fer, Tutti, Ernest y Juan Ca, por hacerme un lugarcito, por hacerme la rutina linda. LOS QUIERO.

28 nov 2013

Mi padre baila con la lluvia.

Resulta que llueve y una tiene que escribir, por qué si, porque llueve y el alma se desarma en letras. Así como la lluvia repentina se desarma en el parabrisas, en las calles, en las manos de los desmantelados y sobre la vida de este mismo jueves.

No hay pedazo de cartón que disimule la falta de sensibilidad, de amor, de caridad. Mientras unos se esquivan la lluvia a otros no les queda más que invitarla sentarse con ellos. Es como el momento más resignatorio y doloroso del jueves.

Entonces surge el suspiro muy elaborado, profundo y calante, porque duele, la lluvia duele. El parabrisas es un hormiguero de agua, las calles una industria de charcos y las manos un puñado de vida pasado por agua y quién sabe que más.

Buscamos el amor, lo encontramos, lo hacemos, lo perdemos. La lluvia no se deja medir, le recuerda a más de uno que para sentirse desarmado sólo hay que estar vivo, perder el empleo, que se muera el perro, divorciarse, o tener cáncer. 

No hay que asustarse, todos hacemos fila o nos hacen hacer fila, pero la lluvia viene. No espera, llega fría, segura y elegante en el parabrisas, en esas calles y en las manos sobre la vida de este mismo jueves.

Y llueve de a dos por uno, los cartones no dan abasto, las inútiles sombrillas son venta ambulante de a 1500. Pero el frío y la mojazón son receta para rico y pobre.

Buscamos el amor, lo encontramos, lo hacemos, lo perdemos. Sólo veo los ojos de mi padre y reconozco la palabra amor, la dibujo, la pinto y me la guardo en las entrañas, mi padre baila con la lluvia.

7 nov 2013

....¡Llovió!

Fue de lluvias y charcos, como de costumbre se me han de innundar las palabras.

Caminaba sola y segura. Feliz y enamorada. Curiosa, apasionada.

No sabía que aún deambulaba un fantasma. Socializabamos a menudo y le contaba cuanto me gustaba ponerme sus zapatos.

Hasta que hoy, si hoy, por fin, ¡al fin! se les terminó la vida. Las entrañas de sus ojos se quedaron en aquellas suelas rotas y desgastadas, más de un lado que del otro. Incongruentes.

Imaginé que las etapas incongruentes para con la vida son como un par de zapatos que aprendes a usar, desgastas y hasta que ya te duelen o no te quedan los olvidas y decides un par nuevo. O viene una señora lluvia de esas que calan hasta el puritico hueso y termina convenciendote de que ya no son fructíferos.

Digo "sus zapatos" porque la modica suma la pagaron sus monedas, yo sólo me los puse y nunca más me los quité. Hasta hoy, si hoy, ¡al fin! que vino la lluvia y me caló hasta el puritico hueso.

Caminaba sola y segura. Feliz y enamorada. Curiosa, apasionada. Sin fantasmas.  ¡Llovió!

3 sept 2013

Sin nudos ni candados.

Entendí que somos libres y que somos un puñito de luz. Que venimos y vamos, sin nudos, ni candados.

Podemos besarnos bajo la mesa o sobre la misma sombra de la torre eiffel; y entre tanto puñito de luz, no estamos encadenados.

Entendí que el corazón no aniquila, pero si descomulga y deshereda. Que cobardes hay muchos y libertades también.

Yo mariposa, sin nudos ni candados. Vos me entretienes, me curas, me haces un puñito de libertad cada vez que me ves. Yo te veo y me convenzo.

Me amarro el puñito de luz a los codos y me ensablo un puñado de libertades en la espalda. Y te grito y me salen mariposas de la garganta y de las manos.

Entendí que no estamos encadenados. Que no hay puños de tristeza ni de alegría, que sólo hay puñitos de luz. Con los que me ilumino los pies o me enciendo las soledades.

Que la paz y la libertad para ser autenticas primero son individuales. Que me enciendo o me apago. Pero sola, libre, por qué si o por qué no. Sin nudos ni candados.

Que te encuentro y abro la puerta, y aquí me tienes como mariposa; libre, sin nudos ni candados.