2 nov 2014

Por cada siete mil perdón

Era inevitable no rayar esta historia.

Hay una línea muy delgada entre lo que queremos, lo que somos y lo que decidimos ser. Y esa apuesta es eterna.

En esta nueva versión afuera también llovió como de costumbre, a torrenciales que inundaron el corazón.

Pero por dentro a ella la dejamos con los ojos tristes, seca. De fondo solo el eco de unos siete mil "perdón". 

Resultó cara la apuesta.

Hace unos años era más fácil abrir las manos y encontrarse con otras que quisieran encajar y no soltarse.

Sin embargo,  el amor es solo para los valientes. Para los que actúan a conciencia,  sin tener que remendarse con perdones para luego dárselos a quién no tiene la culpa.

Una no debería cargar con la culpa de otro. El perdón por eso esta de más, porque viene a ser una culpa compartida.

Por cada siete mil perdón de esa noche quedé perpleja, muy seguido de ese episodio posiblemente aún más el corazón.

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