25 may 2011

Conmigo...


En una conversación conmigo llegué a la conclusión de que suelo ser poco recomendable. Pero aún así corro el riesgo y me autoaconsejo. 

Me pido un abrazo, y suelo ser tan áspero ante mi propio yo. ¿Que deyecciones pudieron haber sucedido para ser tan escaso merecedor de un poquito de yo?

No se si lo tendré claro hoy, pero se que a veces la verdad absoluta la disfrazamos de cobardes mentiras. Irónico, pues nunca pensé poder llegar a odiar algo. Sí, las odio, odio la mendecidad y sus desenlaces tan mediocres.

Aunque a veces también me odio a mi mismo, por no poder hender con tanta calamidad propia en acción. Y aún así me sigo encarando al sigilo de la noche. Igualmente siendo no recomendable, pero se corren los riegos.

En ese momento lo difícil es aprender a autocomprenderse, pero, ¿como instruirse al respecto para lograr hacerlo?. No lo sé, me declaro desconocedor del tema en cuestión. Sin embargo buen practicante al respecto. La autocomprensión sería un gran paso entre yo y mi yo mismo.

Por lo que observo, mi conversación se extendió. Cedió a su debido tiempo un café a la incertidumbre y se sentó junto a la maleta de un futuro prospecto para mi yo mismo. A ese con el que suelo tratar de comprenderme.

18 may 2011

Morimos de amor....

Volví esta noche, después de tantas noches desaparecidas ante el arte de escribir. Más que escribir, traducir. Traducir algún lenguaje que dicen, se ahoga muy en el fondo del alma.

Devorándome el tiempo, quizá retando al destino sin pensar y sin preguntar. Algo informal, pues la costumbre es siempre meditar, tocándole la puerta a la soledad.

Mientras ella contaba las tablas de aquel techo de madera, él se fumaba un asesino cigarrillo. Ambos le cobraban la vida al tiempo o el tiempo se las arrebataba de nuevo.

Escribo para usted, para mi, para ellos, para nosotros. Remuevo miles de miedos homicidas, casi sin interés los justifico y los delato. Solo casi sin interés, para usted, para mi, para ellos, para nosotros.

En estos días se escribe creyendo en lo que por nueva costumbre, al parecer ya no se debe creer. Creyendo en el privilegio de amar las virtudes y defectos. Por fuera es lo mismo, por dentro es distinto.

Ellos jugaban a decir mentiras, mientras ambos se creían las verdades.

Soy inmigrante buscando la ruta de regreso, no busco el olvido. Solo busco el camino a casa, aún cuando estar en casa no significa seguridad. Pero hace frío allá afuera.

El caso es que en el desierto, allá afuera, uno siempre tiene la gran opción de morir de sed. O morimos de sed o morimos de amor. Cobarde será el que escoja morir de sed.