23 ago 2014

Solo un diluvio

Pero en esta vida nada se apaga. Aún después de muerto uno sigue medio vivo y en guerra cada domingo por la tarde.

El duelo fue lento pero grato. Me miro en otros ojos y me pierdo en otras manos.

De pronto vienes con un balde de lluvia en las manos. Me arañas la espalda pero no me devuelves nada. No hay nada, solo un diluvio.

Y ahora que sigue después de este triste episodio. Después de los ojos inundados y las manos mías vacías. Qué viene, qué sigue.

Con todo lo que se quebró hice un mural, pinté de nuevos las paredes, cambié sábanas. Pero, aún así vuelves de impertinente, sin embargo no recoges el desorden.

Dejas la lluvia. No hay nada, solo un diluvio. Me arañas la espalda pero no me devuelves nada.

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