3 sept 2013

Sin nudos ni candados.

Entendí que somos libres y que somos un puñito de luz. Que venimos y vamos, sin nudos, ni candados.

Podemos besarnos bajo la mesa o sobre la misma sombra de la torre eiffel; y entre tanto puñito de luz, no estamos encadenados.

Entendí que el corazón no aniquila, pero si descomulga y deshereda. Que cobardes hay muchos y libertades también.

Yo mariposa, sin nudos ni candados. Vos me entretienes, me curas, me haces un puñito de libertad cada vez que me ves. Yo te veo y me convenzo.

Me amarro el puñito de luz a los codos y me ensablo un puñado de libertades en la espalda. Y te grito y me salen mariposas de la garganta y de las manos.

Entendí que no estamos encadenados. Que no hay puños de tristeza ni de alegría, que sólo hay puñitos de luz. Con los que me ilumino los pies o me enciendo las soledades.

Que la paz y la libertad para ser autenticas primero son individuales. Que me enciendo o me apago. Pero sola, libre, por qué si o por qué no. Sin nudos ni candados.

Que te encuentro y abro la puerta, y aquí me tienes como mariposa; libre, sin nudos ni candados.