Donde los arboles crujen. ¡De ahí vengo! como un eco arrugado que se fue atorando en plena garganta.
Donde los arboles se secan. ¡De ahí vengo! con el grito áspero y la boca seca.
Vengo. De donde los arboles echan fieles raíces porque saben que nunca van a marcharse.
Donde los arboles lloran la brisa que arrebata sus hojas.
Donde los arboles mutan para no hacer la vida más insoportable.
¡De ahí vengo¡
Donde los arboles duermen. Con el silencio espumeante y travieso.
Donde los arboles soplan. Con apenas medio cielo y cielo entero para rayar estas palabras.
Donde los arboles florecen. ¡De ahí vengo¡ como cantando el mes de abril.
Donde los arboles mueren. ¡De ahí vengo! echándole tierra a lo marchito.
Donde los arboles ...
