20 nov 2011

No eran de este planeta

 "Te digo que Romeo y Julieta 
no eran de este planeta". Jarabe de Palo

El amor le estaba matando porque en pleno siglo XXI la inútil historia de Romeo y Julieta, que generó esperanzadas expectativas en medio de las telarañas del amor, carecía de tanta veracidad ante la realidad que hoy la envolvía.

Bastó  con realizar la comparación, y saber que tanto Romeo como Julieta cruzaron vida y muerte para permanecer unidos; pero Romeo y Julieta en el  siglo XXI a duras penas tienen el valor para sostenerse la mirada frente a frente por unos pocos segundos.

Y no se pone a reprocharle nada a los tiempos, porque aún hoy existen algunos Romeos por rescatar y algunas Julietas que rechazan exquisitas propuestas matrimoniales con tal de esperar al amor de su vida. Lo único que reprochó fue porqué estos dos nunca concuerdan en la fila del taxi de la esquina o en el supermercado.

Los posibles protocolos que se imaginaban para despertar al lado del ser amado encajaban perfectamente  con las ganas mutuas de sentirse amados, pero tales ritos de derroche, la ternura, la pasión y el amor, al amanecer no eran practicables con nadie de este mundo. 

Lo que pienso es que Romeo y Julieta no eran de este planeta. Eran osados, enfrentaron a la sociedad crítica de su siglo, sociedad que por cierto no deja de ser ni más ni menos inhumana que la actual.

Ellos eran todo lo que Julieta deseaba y lo que Romeo esperaba, sólo eran. En cambio estos dos de ahora, cohibidos y rezagados, esperando como un barco perdido con las velas al viento aguardando a que este le sople a favor.

Sin lugar a duda, las agallas de aquellos viejos amantes hoy en día parecen irreconocibles ante los ojos de los sentimientos modernos, insisto, Romeo y Julieta no eran de este planeta.

18 nov 2011

¿Y ahora quién podrá defendernos?

Digamos que las últimas dos semanas fueron algo agotadoras, ya llegó viernes y casi es sábado. Pero a pesar de, Allende con su Retrato en sepia me transportó, durante los interminables viajes en bus (presas indiscutibles) hacia la capital, a lo largo de Chile, la adolescencia, los negocios, el sexo y el desamor. Es sorprendente la habilidad descriptiva que tiene esta mujer, la empecé a admirar.

Las madrugadas se encogieron, y los vientos de estos meses le calan a uno el alma y le sacan los imprudentes suspiros de vez en cuando. De pronto ese espíritu navideño tico se deja ver poco a poco por las calles, sin embargo no creo que espíritu, si no más bien el consumismo navideño de los tiempos, ¡vaya y que tiempos!.

En medio desorden, que sí y que no se aprueba la detestable reforma tributaria, mientras la CCSS es un chiste para algunos en el país "MÁS FELIZ" del mundo (que titulazo), pero detrás de ello todos indignadísimos en semana tras semana de huelgas laborales, porque nadie está satisfecho con la acciones del Estado. Yo pienso que las huelgas son un detonante, somos un poquito menos felices de lo que cree el mundo, supongo o eso parece en las calles y en los índices de pobreza actual.

Y para variar, hoy, hoy si cometí un delito, dejé plantado a Mal País en pleno Estadio Nacional; vale que no fui la única al parecer. Mejor, así me evité un buen par de horas en pleno mar de lagrimas escuchándolos, porque de seguro Es Tan Tarde Ya me hubiese desconsolado y pa que te cuento algún repertorio suyo esta noche.

Ya es tarde, casi mañana, de hecho hoy de nuevo; y Allende aún me acompaña, y también se las ingenia para darme clases de vida con su novela y hacerme llorar una que otra vez. Yo mientras esquivo y me pierdo tratando de solucionar el mundo escribiendo quién sabe para quién. Así ni me acuerdo de usted, le veo de cerca pero le siento de lejos.

Tanto ajetreo social es como el escape perfecto, aunque frustrante pero perfecto.....¿Y ahora quién podrá defendernos?.

6 nov 2011

Para hablar en plural

Resulta que vengo acá con la puta idea de acabar con las ganas prestadas. Pienso después que la gente nos etiquetó de la manera equivocada, y por eso estoy acá con aquella idea que cada vez me creo más.

Más, no tengo idea de vos, se donde estoy, quien soy y con quién estoy. Pero y usted, que hace, quién es, con quién está.

Y con ello, nos quedamos -para hablar en plural- en anonimato por el momento, esto parece una máscara en carnaval, muchas veces puesta porque no queda de otra.

Entonces, no me voy, me vengo y me devuelvo. Ya se sabe que la capacidad de voluntad es impredecible e inútil como ella sola. Pasó julio, agosto, setiembre, octubre, noviembre, diciembre y empezó enero, ya vamos por noviembre otra vez.

Y así de sencillo vi llover y vi cesar tanto agua, que cuando  no supe donde estuve, o estuvimos -para hablar  en plural-, dramaticé el final.

Me embriagué un par de veces, me equivoqué un poco más que un par de veces, y no es que venga a esconderme detrás de cada letra, sólo es domingo y no hay nada más que hacer.

También me leí un poco más que un par de libros, repasaba cada palabra con el fin de encontrar alguna necia, pero de verdad alguna buena necia solución.

Contaba la funesta historia de vez en cuando, para ver si acaso apaciguaba el momento pero eso significó mucha contradicción.

Y para no cansar con el cuento, no retrocedimos ni avanzamos -para hablar en plural- ni un paso a favor. Las caras de pesadumbre eran las mismas.

Y con o sin final la actuación se convirtió en una casa sólo para mimos, nos tomamos muy a pecho el papel, nos tomamos -para hablar en plural-.

"Hasta entonces; dame paz, dame muerte, o la vida, o un tiempo más"     Mal País.                                                                                           

1 nov 2011

Tequila o whisky

Como jugando a las escondidas, yo detrás de las cortinas, en ascuas por sí has de aparecer. Y no quiero ni pensar si vuelves y mucho menos si no llegas a volver. Carla Morrison me canta para que la casa no se oiga tan sigilosa.

Un eco orgulloso con cierto aire a usted se instaló en mi ducha, es como un virus, la casa es toda suya mi amor. No le voy a explicar los dilemas porque la solución sería tequila o whisky, y terminaríamos haciendo el amor en la cocina.

Adivine donde me escondo, cierre los ojos y deje que el instinto se le combine con el olfato. Traigo el cabello suelto con el mismo olor a coco de siempre.

Antes de eso ya somos leyenda; el y ella como agua y aceite, como frío y calor, como tequila  o whisky. Vaya que somos heterogéneos, tan distintos como el color del tequila o el olor del whisky. No le voy a explicar los dilemas porque nos perderíamos juntos en la solución.

Sin embargo, para amar cualquier brisa es conveniente, pero ¡ya ves! el mundo nos simplifica,  con tanto amor para dar que derroche tener que jugar a las escondidas.