Ahora todo tomaba un matiz distinto, vos no me necesitabas, y yo, yo si que te extrañaba.... Hubo algo triste entre mis ojos y los suyos.
Yo caminaba solitario, y entonces comprendía que ya los horizontes y los amaneceres nos veían individualizados. Yo conmigo, y vos, vos sin mi. Como en el principio.
Empecé a destejer cualquier encuentro Fructuoso entre mi memoria y tu recuerdo. Como para abandonar tanto sueño fallido y tanta caricia en el aire. Parecía simple.
El cassette de mi memoria te plasmó como lo más lindo; esos ojos, ese coraje para amarme y esa forma tuya de hacerme el amor, eran un poco de lo que yo amé de vos. Principalmente ese coraje divino.
Y lo simple ya no lo era, y el corazón se esponjaba, y yo, yo sólo pestañeaba al ritmo de las distancias entre tus calles y las mías.