26 mar 2013

De agridulces y primaveras

"Mientras tanto, ser feliz es una obligación que incumplo de vez en cuando". Ismael Serrano

Ya no había excusa, ahora ser feliz resultaba (parecía) algo obligatorio. Y yo, en la hazaña, exhalaba un agridulce cotidiano, que incómodaba a más de un transeunte.

Tan cotidiana como siempre, con fronteras inalcanzables y vacíos iniguales. Perdí un par de amores, algunos de los  buenos y otros de los que suicidaban las ganas.

Entonces puse a remojar el entusiasmo. Donde guardo los ahorros escondí el corazón.

La vida era un improvisado ritual conmemorativo. Desde que se esperaban, una danza de fieles recuerdos acompaña la única taza de café, el último sorbo.

La ciudad se viste de veranos naranjas, de brisas secas y corazones masoquistas. Pero las flores nacen en medio de tanta hierba.

Había que ser feliz, hubo que serlo o la primavera se imponía con sus pétalos y aromas. Pero el sabor agridulce se calaba por el alma, y rompía con la ganas de vez en cuando.

6 mar 2013

Los días son otros


"La lenta maquina del desamor los engranajes del reflujo, los cuerpos que abandonan las almohadas, las sabanas, los besos, y de pie ante el espejo interrogandose cada uno a sí mismo, ya no mirandose entre ellos, ya no desnudos para el otro, ya no te amo, mi amor." Cortázar

En esos dias de aires secos, de montañas con sus tonos amarillos y de amores en primavera.

Días con aroma a nuevo, a café y piel desesperada, a manos extaciadas, a besos y cariño a cucharadas.

-Creo que las despedidas son lo único perfecto que teníamos-

Los días son otros; los amantes mejores. El corazón tiembla ignorante futuro.

Esperanzas teñidas, sueños estacionados. Haciendo fila en el callejón de sus besos y sus tardes improvisadas.

Soy impaciente, vos estás quieta; así como cuando le conocí, el día que se sentó a escucharme.

Escuchó lo que le decía mi boca, también mi piel, mis ojos y mis manos. Escuchó como hace tanto ya nadie me escuchaba.

3 mar 2013

Memorándum

Algo de cierto hay si digo extrañarle. Lo también cierto es que quien deja que se le extrañe se arriesga a vivir en el olvido.

Ya no volviste con aquellos ojos parpadeantes que a gritos suplicaban amor. Yo no volví con aquel corazón que a gritos reclamaba amor. Sin lugar a dudas éramos incongruentes, tus ojos y mi corazón lo sabían.

A largo plazo la ausencia es un letal veneno que revive la memoria pero estanca el entusiasmo. Y una ausencia sin anestésico arruga el corazón.

Extrañarle se puso de moda y ante sus retratos ausentes los espacios vacíos que quedan después de la partida se pusieron en venta. El alma se vende también. "Se busca proveedor único y exclusivo", decía el primer punto del memorándum.

Es por ende que yo y la ausencia no nos llevamos muy bien, no planeaba tener una venta de garaje, donde las emociones fueran la principal oferta.

El primordial requisito ya no era irse, "por favor si piensa adquirir algo recuerde quedarse" recalcaba el memorándum.

Así lo mucho que te extrañaba se me fue evaporando entre tanto detalle para plantear los requisitos que deberían estar en pie por si algún quijote se acercaba a ofertar. Porque esto no era simple mercancía, un tesoro había en mis manos y el corazón. Había que ser cauteloso.

"Si encuentra el tesoro no lo extravíe", manifestaba aquel memorándum que un día vos olvidaste leer.