5 sept 2011

...En la ciudad del tal vez


Como todas las tardes cuando suelo escribir, la habitación se intoxica de ausencia y vacío, tal vez ausencia de ti y vacío de mi.

Últimamente con más dosis de ausencia que de vacío, supongo, pero yo me las arreglo solo mientras me asomo por la ventana esperando ver tu frágil silueta, reflejada alguna tarde en mis despistadas pupilas.

Yo sé que somos opcionales, que además somos incomprensibles uno del otro y que nos amamos y nos odiamos al mismo tiempo, esperando que un tal vez nos salve la vida en esa ciudad.

Entre tanto, alquilamos el paraíso en cada sueño hambriento que se nos escapa celosamente por los pies de la cama. Sin embargo, el éxtasis se disimula en el silencio de mi garganta y la suya que suelen reprimirse con más frecuencia.

Pero no tenga miedo a que a sus puertas venga un diecinueve y le salve la vida; que no lo voy a resistir, tal vez si, tal vez no. 

En cuanto no me desespere porque a mi nadie me salve la vida, en la ciudad del tal vez se vive mejor o se muere mejor.

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